lunes

Mi calle


La ciudad ya es azul a estas horas,
un azul trufado de ventanas amarillas,
como una tregua de guirnaldas
que tintinean en mitad de la espesura.
El asfalto brilla
con el frío que le ha caído encima.
Un vagabundo dormita en los soportales,
cada noche cambia de nombre
y acaricia sus manos agrietadas,
bajo la pana.

Los pocos que pasean son desconfiados.
A veces se ajustan la bufanda,
o carraspean,
por hacer algo que no sea el silencio.
Y las horas caen como melaza,
tan espesa,
por el perfil incunable de la noche.

Los coches pasan como locos
y los gatos se acurrucan en cualquier rincón
indiferentes.
Son la muestra del fútil devenir
al que diariamente estamos arrojados.
La insolencia se hacina en todas partes
porque mil crímenes se estarán cometiendo
en algún lugar, justo aquí,
en mi calle,
mientras el frío hiela árboles,
semáforos, aullidos, estaciones.



1 comentario:

  1. Que calle mas alegre, creo que debe ser invierno, si, has relatado una visión angulosa de todos los componentes de una calle, tu calle, calla! callo.

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