I
Hubo un tiempo en el que criaturas poliédricas y de enorme envergadura habitaron las llanuras fértiles y ribereñas. Crearon sus hogares mediante la acumulación de poliperos de gran variedad colorífica, cuyas paredes moteaban sobre el aire un aroma salino y hediondo cuando el sol las malograba en la tarde. Ocupaban los días cultivando algas en la costa, otros confeccionaban ropajes con las hebras vegetales del barbecho. Los niños acudían a la lección matinal y jugaban a escaparse y a intercambiar moluscos deshabitados, que secaban al sol para pintarlos luego con excéntricas efigies. Por las noches entonaban letanías en favor de las mareas y comían sin descanso frutos ácidos en la hojarasca.
II
Hoy, caminas anónimo a la orilla de esa playa tuya, dejas que los pies se te desaparezcan en la marea. El agua te hace tropezar con algo, es una caracola y adviertes que está dibujada. Seguramente no lo entenderás.
Hubo un tiempo en el que criaturas poliédricas y de enorme envergadura habitaron las llanuras fértiles y ribereñas. Crearon sus hogares mediante la acumulación de poliperos de gran variedad colorífica, cuyas paredes moteaban sobre el aire un aroma salino y hediondo cuando el sol las malograba en la tarde. Ocupaban los días cultivando algas en la costa, otros confeccionaban ropajes con las hebras vegetales del barbecho. Los niños acudían a la lección matinal y jugaban a escaparse y a intercambiar moluscos deshabitados, que secaban al sol para pintarlos luego con excéntricas efigies. Por las noches entonaban letanías en favor de las mareas y comían sin descanso frutos ácidos en la hojarasca.
II
Hoy, caminas anónimo a la orilla de esa playa tuya, dejas que los pies se te desaparezcan en la marea. El agua te hace tropezar con algo, es una caracola y adviertes que está dibujada. Seguramente no lo entenderás.
Adorable estilo y sublimes palabras.
ResponderEliminarBuena yerba nunca muere...
Gracias Carlos, me encanta que te hayas acercado a mi ciber-rinconcito
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