Jaque a la dama
el diario de una extraviada
sábado
Ella
Seguramente pasó por alto el azul en sus pestañas y la fuente roja que le brotaba de los labios.
Seguramente no advirtió que estaba sola, apocada en el zaguán de una puerta de madera, vieja y sucia.
Seguramente no imaginó que se sentía morir y que guardaba un pozo de culpa entre sus manos.
Seguramente pasó de largo, pisando su sombra, ignorando su perfume.
Seguramente pensaba en tantas cosas.
Seguramente nunca entienda que ella era, seguramente, ella.
lunes
No pienso decirte adiós, si acaso te digo hasta siempre
miércoles
Yo no quiero ser la Cenicienta
Y romperé el recuerdo de esta noche que ya viene, en la que te marcharás y yo veré cómo lo haces.
martes
Teogonía
¿Recuerdas cuando fuimos inmortales? Nada de hoy nos dolía.
Éramos de metal, de un resplandor ígneo e impracticable. Éramos infinitos, gráciles, acuáticos, plutónicos, eólicos.
Nos atraían por igual la sombra y la luz, el barro y el agua. Nos bebíamos todos los colores jamás vistos por el hombre, caminábamos sobre el aire como plumas volatilizadas. No sentíamos compasión, ni tristeza, ni alegría; nada nos destruía, la palabra nostalgia aún no se había inventado ¿Lo recuerdas?
Derribé con mi mano cientos de murallas, con la misma que elegí las rosas que había de ofrecerte. Y los deseos no eran partículas de arena escondidas, estabas presente en cualquier duna, todo el desierto eras tú mismo.
Éramos la vida, el sueño en el sueño.
Doblábamos el tiempo a nuestro antojo, los amaneceres, hasta tomábamos las olas del mar con las dos manos y dibujábamos una lluvia que había de ser el fuego, y las llanuras, y el ladrido de un perro invisible. Algunas noches cantábamos al unísono, como dioses titánicos reinventando los idiomas, y en tus pupilas vibraba sin descanso una eterna supernova; era lo único que me estremecía en el universo.
Entonces, dejabas ver mi lado más mortal y débil, las grietas de los siglos en mis manos y, sin darme apenas cuenta, la luz se nos fue. Nos perdimos en mitad del tiempo detenido, condenados a la soledad más opaca ¿Lo recuerdas?
Descargué mi ira en los volcanes de mil mundos, yo, que había visto con mis ojos tantas realidades, debía consumirme en la única que te me había robado. Y allí me convertí en la rosa que una noche te ofrecí, sobre lo perecedero, sabiendo que tendría que luchar contra todo lo que un día habíamos inventado.
(Imagen tomada por el telescopio Hubble)
miércoles
Díptico al amor
Un poema de despedida o algo que se le pudiera parecer
martes
Díptico al mar
Hubo un tiempo en el que criaturas poliédricas y de enorme envergadura habitaron las llanuras fértiles y ribereñas. Crearon sus hogares mediante la acumulación de poliperos de gran variedad colorífica, cuyas paredes moteaban sobre el aire un aroma salino y hediondo cuando el sol las malograba en la tarde. Ocupaban los días cultivando algas en la costa, otros confeccionaban ropajes con las hebras vegetales del barbecho. Los niños acudían a la lección matinal y jugaban a escaparse y a intercambiar moluscos deshabitados, que secaban al sol para pintarlos luego con excéntricas efigies. Por las noches entonaban letanías en favor de las mareas y comían sin descanso frutos ácidos en la hojarasca.
II
Hoy, caminas anónimo a la orilla de esa playa tuya, dejas que los pies se te desaparezcan en la marea. El agua te hace tropezar con algo, es una caracola y adviertes que está dibujada. Seguramente no lo entenderás.
domingo
Genealogía del "estar aquí y en tantos otros lugares"
jueves
Pensamiento Circular
domingo
La dormeuse
miércoles
The evening gown
Decíamos que se volvió súbitamente y que había comenzado a caminar ¡Si la hubierais visto! En ocasiones escuchaba música para que el viaje fuese más ameno, no obstante prefirió escuchar el murmullo de sus pasos, el cambio de pie, el punta-tacón, tacón-punta. Eligió simplemente discernir cómo era ella misma y se desplazaba sibilina y cadente por el barrio, convirtiéndolo en algo más que asfalto y aceras, haciendo de la rutina ciudadana un hermoso acontecer matutino. Y lo logró, como siempre lo hacía.
Doña Carmela embolsaba pastas azucaradas, el humo salía ufano por las chimeneas; nada cambiaba, todo se le asemejaba. Vida, belleza, alegría… ¡Si la hubierais visto! Era la blanca sonrisa dándole aliento a la mañana, cuerpo frágil de mujer, melena dorada al viento. Era perfectamente simétrica para aquel paisaje de ensueño. Una princesa con falda vaquera, un cántaro lleno de peces de río, una mañana de mayo, o de abril, un bolsillo lleno de besos. ¡Si la hubierais visto!
Cómo la miraban los pájaros, y los árboles, cómo compartían su alegría las flores que, aunque marchitas, resplandecían un poquito cuando las adelantaba. Y los gatos dejaban de dormitar para mirarla, atentos y satisfechos, más allá de todas esas criaturas que en otras dimensiones colapsaban el espacio común. El pálpito de la tierra le guiaba los pasos, todo era un trotar armonioso y contenido cuando aquel coche la despojó de su gravedad, arrancándole algunos miembros de su cuerpo y, con ellos, la vida.
¡Si la hubierais visto! Era la más dolorosa pérdida que la mañana se llevaba para siempre consigo. Los árboles culparon a los pájaros, los pájaros a las flores, las flores al viento. Las nubes se marcharon, dejando que el sol abrasara la eterna tarde que le seguía a la despedida. Las tardes, ya se sabe, están llenas de melancolía, de colores anaranjados que pretender dar calidez pero no pueden, pues algo de pesadumbre siempre permanece en ellos. Y así fue, así es, que vivimos tardes de continua aflicción desde hace mucho; ya nadie recuerda dónde comenzó tanta pérdida y tanto dolor.
lunes
Mi calle
un azul trufado de ventanas amarillas,
como una tregua de guirnaldas
que tintinean en mitad de la espesura.
El asfalto brilla
con el frío que le ha caído encima.
Un vagabundo dormita en los soportales,
cada noche cambia de nombre
y acaricia sus manos agrietadas,
bajo la pana.
Los pocos que pasean son desconfiados.
A veces se ajustan la bufanda,
o carraspean,
por hacer algo que no sea el silencio.
Y las horas caen como melaza,
tan espesa,
por el perfil incunable de la noche.
Los coches pasan como locos
y los gatos se acurrucan en cualquier rincón
indiferentes.
Son la muestra del fútil devenir
al que diariamente estamos arrojados.
La insolencia se hacina en todas partes
porque mil crímenes se estarán cometiendo
en algún lugar, justo aquí,
en mi calle,
mientras el frío hiela árboles,
semáforos, aullidos, estaciones.
miércoles
Princesas
cae por los edificios
a la luna,
sin que nadie la llamara.
sábado
Mi oscuro pasajero
La vida es asfixiante, en las últimas horas me he preguntado no sé cuántas veces por qué hay tanto optimista en este mundo. La verdad, no lo entiendo. Mis momentos de felicidad se limitan a extractos del día de los que, incluso, reconozco su placer cuando ya han transcurrido, cuando ya no están. No sé valorarlos en el momento en que los vivo, estoy viviendo un continuo feedback y dudo ser la única. El resto del tiempo es inerte, vacío de emociones, lleno de trivialidades que no aportan lo más mínimo. Ocupamos la vida con gilipolleces y después viene un golpe, una noticia, un hecho dado, algo que te saca del andrajoso camino de la rutina y ¡PUM! Descubres que estás viviendo a golpes de miedo, de rabia. Por el resto de tiempo de supuesta “felicidad”, de tranquilidad, de libertad, no has hecho más que estar, que existir. Qué pena que justamente sean esas las sensaciones más verosímiles que has sentido en las últimas semanas.
miércoles
Sucesos I
domingo
A mi amigo
lunes
Díptico al miedo
Parte I
viernes
Reencuentro
Se necesitan tropiezos, miradas volteadas, inmensísimas bocanadas de aire que, al exhalar, levantan un muro y dicen ahora sí, el pasado quedó atrás.
Jamás dejé de escribir, me va la vida en ello.
Sí deje de compartirlo ¿Hice mal? En cualquier caso aquí volví, una siempre vuelve al hogar.
Le preguntaba hace bien poco a un amigo, hace minutos ¿Qué hacer cuando la necesidad de escribir es tan intensa, tan voraz que te muerde despacio en la boca, un poquito y sin cesar, que te pulsa desde el mismo centro de las costillas? ¿Qué hacer? Se muestra tímida pero es sobrecogedora, ¿te ocurre a ti?, ¿qué hago? Se paraliza cualquier movimiento ante la magnitud del deseo, es difícil manejarlo. Un quasar, inacabable, que va ganándote el espacio.
¿Su consejo? (y era lo que estaba esperando...)
Dejarme arrastrar con el vórtice, dejar al mismo vórtice arrastrarse.
Unos lo llaman “darse, entregarse”, otros dirán “emplearse a fondo”, mucho más polite...
A mí me seduce la vorágine,
y no vine aquí para nada más que para eso,
el resto son máscaras, va por añadidura.
Es tan hermoso, bellísimo, aceptar lo que una es. Mofarse de lo inútil que se puede resultar para cientos de cosas al mundo entero. Es así, no nos engañemos. Pero cómo se disfruta el reconocerlo. A mi me brota del mismo ombligo la necesidad (esto quizás le haría reír a un niño). Soy el aullido nocturno de la ciudad, el julio amenazante sobre tus hombros pálidos, la furia hecha ángulo abrupto y escrito. Me mostraré desnuda sin que me lo pidas, sin proponerlo. Y cuánto más me mires, más disfraces de mi conocerás.
No soy grandes cosas,
tampoco quiero.
¡Señores, este es el circo en el que me tocó actuar!
Jamás fui hábil con los malabares, mis chistes no tienen gracia...
Pero mi papel, el mío, el que nadie me otorgo salvo la musa afortunada por el azar, ese lo llevo a fuego sobre la piel.
No me preguntes quien soy (quizás ni te interese, lo más probable)
cuando quise ser consciente
(despertar, ver, nacer...)
ya lo estaba siendo.
lunes
hijos de las estrellas
Y si nos enfadamos, marcamos con tiza una frontera. Y si nos peleamos, lanzamos globos de agua bajo la atenta mirada de la madre inmensidad.
la vida en los suburbios
martes
diez, quizá once
lunes
siempre el eco
jueves
aquí estoy -y con el dedo índice señalo algún lugar sobre mi pecho-
En ti convergen diagonales, meandros, fugas y senderos. Tú sólo te muestras, de embelesar me encargo yo y me siento menos perdida cuando veo todo lo que puedes llegar a ser. Te convertiré a suerte en un mundo hermoso y tierno, quizás albergarás un puñado de besos bajo el marfil de los elefantes, o bien el río salvaje en el cabello de mis muñecas. Quizá las muñecas tengan unas fauces prominentes, no lo sé, pero quizás las tengan. Te miro y pienso en los caramelos de la tarde, en el fundido hecho por azar a remolinos y en la mágica silueta que es tu cáscara circundante, un algo revelador que espeja cómo soy, simplemente, cuando me expreso entre azules y púrpuras, y no pretendo hallar más allá de tu estatura la distancia que separa mi alma de las estrellas.
viernes
fundamento para la poesía
Decidió que había llegado el momento de matarse; el sol ardía con propiedad, la ciudad era suave y los pájaros podrían atestiguar el alarido con que se desprendería de este mundo. Y así lo hizo. Saltó desde un décimo piso con las manos entrelazadas, como tratando de congelar en un exiguo paracaídas el refugio para su alma ante el atroz impacto. Y una mujer le vio en su golpe contra la vida. Ella caminaba buscando algo en el cielo, había unas nubes coralinas que se apartaban sin gran alboroto, los árboles de la calle estaban allí y también las farolas; entre ellas la estela emborronada de una precipitación austera y seca se dejó ver por unos segundos. Como una deflagración, aquel vestigio inundó la escena de sus pupilas, era un trazo de grafito amoratado, gris, con el color de la piel cuando se turba. Y vio su tropiezo con las ramas de los árboles y su descomposición trizada ya en el suelo, como lo pedazos del vidrio. Pero de aquella multitud en colisión no brotaron más que plumas, pétalos de margarita y tres o cuatro versos que cayeron como gotas de lluvia en el asfalto. Murieron lentamente, las palabras, como los pétalos, como aquella mañana. Ella lo vio todo, testigo mudo y apabullada, se acercó a la acera y allí mismo se arrodilló para besar la tierra que recibió el golpe. Lamió con devoción aquellos versos en la piedra y el áspero tacto en su boca le hizo comprender que las abstracciones no habitan sólo en la pluma de los poetas.
sábado
díptico al extravío
Esta noche se ha llorado en las escuelas. Los espectros de los niños ausentes se han amontonado, muy juntos, en las esquinas de las aulas, había un ambiente tumultuoso bajo las pizarras y en las habitaciones del claustro. Se acurrucaban las llamadas de letargo y rosas en la madera de los pupitres, en los lapiceros, caían ventana abajo con la anatomía de las persianas. Toda la noche cayendo han estado, con esta manirrota y excedente madrugada. Las escuelas fulguraban en la oscuridad con ese musitar que puede hacer llorar a los hombres. Pasará el fin de semana en su letargo de ruinas inacabadas, esperando la mañana ajetreada de un lunes que disimule tanto llanto y tanta pérdida.
II
De entre todas las cosas que un día soñé alcanzar, sólo recuerdo aquella niña que yo era.
martes
no se preocupe, señor Palmer
viernes
un mundo de locos
Disorder | Rating |
Paranoid Disorder: | High |
Schizoid Disorder: | High |
Schizotypal Disorder: | High |
Antisocial Disorder: | High |
Borderline Disorder: | Very High |
Histrionic Disorder: | High |
Narcissistic Disorder: | Moderate |
Avoidant Disorder: | High |
Dependent Disorder: | Very High |
Obsessive-Compulsive Disorder: | High |
-- Personality Disorder Test - Take It! -- -- Personality Disorders -- |
Es curioso, mediante un sencillo test de preguntas (alrededor de cuarenta) alguien se siente capacitado para informar sobre los posibles trastornos mentales que arrastra consigo una persona dentro de su cabecita y de su corazoncito. Sinceramente, creo que es necesario pensar muy bien las cosas antes de arrojarse al vacío con una decisión; sinceramente lo pienso. Pero ¡Qué difícil es pensar con claridad! Cuando uno mismo no alcanza a comprenderse, ¿cómo puede comprender el entorno? Según el susodicho test de marras, he aquí una trastornada hasta la médula, he aquí un alma perturbada que no ve más allá de un mundo ilusorio que se ha levantado a medio camino entre la razón y la fantasía. Caray, y yo que creía ser de lo más llana y normal (nótese el sarcasmo y carraspeo), resulta que vivo inmersa en un descomunal caos de obsesiones y paranoias. A lo mejor, si no fuera por eso, yo no sería yo y no estaría aquí escribiendo esto. Ah! Pesudo-artistas, ¿Qué es lo que veis en mí?.
What type of person do you attract? Your Result: You attract artsy people! Those free spirited artists with great imaginations find you interesting. They are usually interesting themselves, so its not a bad thing, but they CAN be a bit wifty and choose odd goals. If you like life to always be a bit 'different' from the norm, but not too extreme in any one direction, these are the people for you. If you seek logical decision making skills and good money management, you may want to change something in the way you appear. Artsy people are fun for adventure and exploring, so, have fun! (smoking weed helps too) | |
You attract unstable people! | |
You attract models! | |
You attract Yuppies! | |
You attract rednecks! | |
You attract geeks! | |
What type of person do you attract? Quiz Created on GoToQuiz |